Abstract
En el presente ensayo se propone una lectura de la obra de Simone Weil atravesada por dos conceptos fundamentales: la malheur (desgracia) y el arraigo. A partir de ellos se han distinguido dos dimensiones.
La primer parte de este texto, denominada “la dimensión mística”, gira principalmente alrededor del concepto de “decreación”. Weil nos presenta un Dios que, siéndolo todo, ha decidido “decrearse”. La malheur es el correlato de la idea de creación. En el momento de la creación, Dios se retira del mundo por amor al hombre y supone la asunción de la condición humana en la más extrema distancia de Dios entendido como poder. Es decir, Dios se habría convertido misteriosamente en su propia negación, ausentándose radicalmente a través de la malheur.
La segunda parte del texto, denominada “la dimensión política”, gira entorno a la noción de “arraigo” entendida como la raíz del hombre en la existencia de los seres que conforman su comunidad, con los que comparte un pasado y proyecta un futuro. El “arraigo” es una necesidad natural del hombre. Simone Weil denuncia la dominación colonial ya que esta da por tierra con la necesidad del “arraigo”. De esta noción se deducen otras como la de “obligación” que muestra su deseo constante de estar al lado del indigente y del oprimido y la llevan a buscar fórmulas para salir de la cómoda doble moral - pública y privada- con la que se puede vivir tranquilo mientras hay alrededor un panorama de hambre, tristeza, soledad, enfermedad, explotación y miseria.
Palabras clave
malheur (desgracia); decreación; arraigo; anti-colonialismo; libertad; necesidad; obediencia; obligación; impolítico.