Por Constanza Serratore
El
fútbol no es ajeno al gran problema de la falta de “decencia” y lo de anoche en
cancha de Boca fue la clara demostración.
¿Qué
significa “decencia”, uno de los pilares de la candidatura de Margarita
Stolbizer? Significa no tolerar, denunciar y trabajar para reparar lo que
anoche saltó a la vista. Pero desagreguemos el concepto, animémonos a verlo
funcionando en la realidad.
Trabajemos,
como se hace en lógica, por la demostración por absurdo, esto es, preguntémonos
dónde no estuvo presente la “decencia”.
Faltó
en la connivencia entre policía, dirigentes y barras, tuvo como resultado una
zona liberada donde una asociación de delincuentes arruinó la fiesta de muchos
y posibilitó que otros dieran rienda suelta a la agresión deliberada.
Su
falta garantizó el negocio de muchos que puso por encima los intereses (tal vez
económicos, pero no sólo) que la salud de los agredidos. Las autoridades del
partido, especulando con que la agresión fuera menor, tardaron 75 minutos en
suspender el partido. Se puso a las claras que la salud de los agredidos poco
importaba, que las reglas de la realización de un evento público tampoco
importaban y que jamás tuvieron en cuenta un criterio ético. Esto implicaría
preguntarse sobre qué corresponde que hagamos como autoridades, como
institución de fútbol, pregunta que brilló por su ausencia.
La
falta de “decencia” delinea, confirma, subraya, el criterio anti-político que
nos conduce desde hace años. Se trataba de una guerra de unos contra otros que,
obviamente, sólo se iba a resolver con la victoria de unos sobre los otros. La
política entendida como el choque de las partes, como la supervivencia de los conflictos,
como el espacio del ágora en el que
se pones en juego las verdades y se las defiende, ya no existe. La
anti-política que nos propone el kirchnerismo consiste, justamente, en la
eliminación del enemigo. Pero, paradójicamente, si elimino al enemigo, el
conflicto no subsiste. Por lo tanto, lejos de tratarse de “la política” estamos
frente a un modelo que se manifiesta como la eliminación de ésta en nombre de
un modelo totalitario. Totalitario porque elimina las partes a favor de un todo.
En efecto, ¿qué significa, acaso, el “vamos por todo” si no la suspensión de un
evento por decisión de algunos a costa de agredir físicamente a los otros?
Pero
también, la famosa grieta insalvable, el sisma de los argentinos. Unos heridos
y a las buenas de un público que no les era favorable. Otros hirientes,
apoyados por un público que los vivaba y acusaba a los otros de “cagones” por
quejarse del dolor físico.
Ahora
por la vía propositiva preguntémonos qué es la “decencia”. Ésta implica la
no-connivencia con las mafias, la no-corrupción, la consideración de la
superioridad de la vida sobre los negocios, la política entendida como conflicto
pero nunca como eliminación. La “decencia” es, entonces, la política en tanto y
en cuanto implica tomar en consideración el ethos
politikós, la decisión pararnos en una posición en medio de la polis; hacernos cargo de lo que ocurre y
trabajar en consecuencia. En otros términos, la política es tomar decisiones a
conciencia por el bien común. Eso se parece mucho a la “decencia” en una
sociedad de “iguales”.
Esta
es la Argentina que queremos, tomará su tiempo, pero es posible. De lo
contrario Margarita Stolbizer no estaría en esta carrera.
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